Informe
de Batalla: Desde el bando de Epiro
Amanecía en el campo de batalla, una
gran planicie con un pequeño grupo de árboles en uno de los
flancos, cuando los dos ejércitos ya estaban preparados para la
acción. Por una parte, los romanos comandados por Claudio Rutilo
estaban dispuestos a lanzar un duro golpe al sur de la península
itálica, mientras que los etolios de Antígono de Paxos, algo
preocupados por los rumores de la derrota de Épiro ante los
macedonios en su Etolia natal, no tenían intención de ceder ni un
solo paso.
Despliegue republicano desde el ala derecha |
El ejército romano desplegó en una
clara línea, con un contundente centro de duros legionarios
flanqueados por la derecha por la caballería romana y la ligera
tarentina por la izquierda. Tanto el propio Claudio Rutilo como su
segundo al mando, Sempronio Graco, disponían de unidades de
infantería y caballería.
Despliegue epirota por el ala derecha. |
Por su parte, los etolios dividieron
el ejército en un bloque de caballería, liderado por Antígono de
Paxos en persona y con dos unidades de Agema, y desplegado a su
derecha, y un bloque de infantería en el centro, con dos unidades de
Theurophoroi armados con jabalinas, así como los Falangitas de
Hermógenes de Epidamo, el cual también tenía la temible unidad de
elefantes. A sabiendas de lo que los paquidermos eran capaces de
hacer, tanto al enemigo como a las unidades propias, Hermógenes les
asignó cubrir el flanco izquierdo.
En el primer turno, el flanco romano
de Sempronio hizo un avance agresivo, llevando a la caballería
romana y a los Velites hostigadores hasta el centro del campo de
batalla. El ritmo de los Hastatii, sin embargo, fue algo más lento.
El primer movimiento etolio se efectuó en el flanco opuesto, con un
avance rápido a la par que desordenado de la caballería. A la
vista de este desorden, Hermógenes vio claro que debía hacer un
esfuerzo en controlar su flanco lo máximo posible, por lo que a
partir de ese momento se mostró con una resolución y un aplomo
sorprendente para su cargo. Hizo avanzar a los elefantes, así como
a sus unidades de infantería, aunque no pudo evitar que los
Falangitas acabaran desordenados. El avance final romano situó al
resto de Velites en el campo de batalla, mientras que los Princeps y
los Triarios avanzaban lentamente por el centro. La caballería
tarentina, por su parte, optó por flanquear el bosque.
En el segundo turno de combate, las
unidades de uno y otro bando continuaban su avance, mientras se
producían los primeros intercambios de jabalinas y flechas entre los
Velites y los arqueros Cretenses.
La caballería Agema, al ver a los
tarentinos intentando flaquearlos, dan un giro y deciden acercarse a
la derecha del bosque. Los legionarios romanos avanzan por el centro
como un bloque, mientras que los etolios intentan recuperar el
control de sus unidades desordenadas, algo que logran solo
parcialmente, lo que aprovechan los hostigadores romanos para causar
las primeras bajas en los Falangitas. Por su parte, la caballería
de Sempronio se ve enfrentada a los temibles elefantes, lo que hace
que el mando romano pierda parte de su ímpetu y se muestre algo
dubitativo y falto de confianza en lo que queda de batalla. Esto,
sin embargo, no impide a la caballería a cargar contra los
elefantes, acabando este primer intercambio de golpes en un empate,
con bajas moderadas por ambas partes.
El día avanza, y los combates se
comienzan a suceder a lo largo y ancho del campo de batalla. Los
elefantes y la caballería romana continúan sus intercambios de
golpes, aunque poco a poco las enormes bestias de los etolios van
cediendo terreno. La segunda unidad de caballería romana lanza una
impetuosa carga que acaba con la destrucción total de los arqueros
cretenses, pero dejándolos a la merced de los Theurophoroi que,
tras un eficaz lanzamiento de jabalinas, se lanza a la carga,
causando un gran número de bajas, pero sin ser suficientes para
acabar con los romanos. Por su parte, los Falangitas no consiguen
recuperar su cohesión, y siguen acosados por los Velites.
En el
centro del campo de batalla, las unidades de Princeps y Triarios ya
se encuentran preparados para contra-cargar y cerca del enemigo, el
cual, a su vez, ha colocado a los Peltastas en primera fila, mientras
que reorganiza a la caballería. En el lejano flanco detrás del
bosque, la unidad de Agema se dedica a la persecución de la
caballería tarentina, lanzándose en una irreflexiva carga que lo
único que consigue es dejarlos desordenados y cada vez más alejados
del resto del ejército.
Ya en el cuarto turno, la gran
mayoría de las unidades se encuentran trabadas en combate. La
caballería romana consigue eliminar a los elefantes, para trabarse
en el flanco de la unidad de Theurophoroi más pequeña, que los
encara con resolución. La unidad mayor de estos lanceros consigue
acabar con la segunda unidad de caballería romana, mientras que los
Falangitas por fin consiguen avanzar y eliminar a los Velites que los
acosaban, para lanzarse a la carga de los Triarios, que los reciben
con una lluvia de jabalinas que eliminan parte de la unidad,
completando así el trabajo iniciado por los hostigadores. Aún así,
consigue trabarse con los romanos, que posteriormente los rodearán
también por el flanco. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la
solitaria unidad de piqueros de Hermógenes consigue no solo aguantar
el combate, sino hacer retroceder a los duros romanos. En el centro,
la caballería de Antígono se lanza a la carga de los Princeps, los
cuales les estaban esperando, mientras que los Agema de su derecha
intenta lo mismo con los Velites situados a lado del bosque. Sin
embargo, lo que comenzó con gran ímpetu, poco a poco perdió su
impulso, quedándose exhaustos a escasos metros de los hostigadores,
que veían como habían sobrevivido de milagro. Tras el bosque, y
viendo a la segunda unidad de caballería etolia desordenada y
cansada tras la carga fallida, hace subir la moral de los tarentinos,
que frenan su huída, recomponen filas y, tras un letal lanzamiento
de jabalinas, realizan una potente carga que aniquila la unidad por
completo.
La batalla se encuentra en su punto
álgido. Los Theurophoroi causan un elevado número de bajas en la
caballería romana, ya castigada por su combate inicial con los
elefantes, pero insuficiente para su eliminación, por lo que
Sempronio Graco decide efectuar una retirada ordenada, antes de que
las bajas sean irreparables. La segunda unidad de Theurophoroi se une
al combate central entre romanos y Falangitas, empujando nuevamente a
los legionarios hacia atrás, pero sin ser capaces de dar el golpe de
gracia. El intercambio de golpes entre los Princeps de Claudio Rutilo
y la caballería de Antígono de Paxos continua, con grandes bajas en
la infantería, que no cede ni un paso. Por su parte, la segunda
unidad de caballería etolia se lanza hacia el frente, cayendo ante
los hastatii romanos, lo cual supuso un duro golpe para los etolios.
Habían perdido los elefantes y sus dos unidades de caballería, así
como gran cantidad de hostigadores.
Era cierto que estaban
consiguiendo causar grandes bajas en las filas romanas, pero no eran
capaces de crear huecos en el enemigo, que, aunque bastante
maltrecho, continuaba manteniendo la formación. Sin embargo, los
hombres de Claudio Rutilo habían sido más contundentes en sus
ataques, y sí habían tenido éxito en controlar uno de los flancos
y de aguantar en el otro. A la vista de esto, Antígono de Paxos vio
claramente que la pérdida de más hombres solo podía conducir a la
aniquilación total de su ejército, por lo que decidió llamar a
retirada, y retroceder de la manera más ordenada posible.
Clímax de la batalla |
Roma aún tendría que sudar para
conseguir el control total de la región.
Amverbo
Continuamos con la idea de hacer el informe de la campaña desde de el punto de vista Epiro por lo que ha sido Amverbo el que le ha dado a la prosa en esta ocasión.
ResponderEliminarComo tribuno romano he de decir que la cosa me fue extrañamente bien, a lo Hannibal (No confundir con el Barca me refiero al de la serie de los 80's el del equipo A). Mi plan consistía presionar las alas para evitar un flanqueo y asaltar duramente con los sexmachine's de los legionarios, resultó una victoria perfecta en cinco turnos (No me pasa casi nunca por dos motivos: Me salto a la torera el plan maestro y tengo mala suerte con los dados, resultado: catarsis total).
A nivel de juego fue una partida muy entretenida y rapidísima.
Tengo ganas de ponerme en la piel de Pirro y pararle los pies en Etolia a ese engreído de Antígono Gónatas esa será la última parte del turno 1º.