Toda
la información que nos ha llegado de los celtas proviene del mundo
grecolatino ya que los celtas eran un pueblo analfabeto en que los
únicos poseedores de la cultura eran los druidas y bardos muy
perseguidos durante la ocupación romana de la Galia y que solamente
se salvo su cultura el las tierras periféricas de Irlanda, Britania
y en otros pequeños enclaves más. Las primeras referencias nos
llegan de los griegos en el S.VI a.C. de la mano del cronista Éforo a
los que equipara con el resto de barbaros como los ilirios y escitas.
Los griegos comerciaban con los celtas a los que llamaban keltoi
y los tenían por un pueblo de
gigantes (1'80 de media) bárbaros capaces de vender a un esclavo por
un ánfora de vino.
La
guerra para los celtas era uno de los pilares fundamentales de su
sociedad ya que el guerrero era la cúspide de su sistema. Un guerrero
famoso se rodeaba de otros guerreros a modo de clientelismo para
formar una fianna
(nombre irlandés, en otros lugares del mundo celta recibía otros
nombres) era una partida de guerreros de número muy variable, que
seguía a ese caudillo en diferentes tipos de combates: Robo de
ganado, venganza de una afrenta, asalto de un castro o unirse a un
ejército en expedición a tierras “civilizadas” para saquear sus
riquezas o servir como mercenarios.
Así
pues para los celtas la guerra era un aspecto fundamental para el
hombre libre y era la base para su ascenso.
La
batalla en el mundo celta tenía muchas connotaciones religiosas y
místicas. Muchos guerreros acudían al campo de batalla con el
desnudo ritual, pero otros utilizaban armaduras de anillas y casco.
El escudo era básico, una falta de respeto a la diosa de la guerra
no acudir al campo de batalla con el. Por otra parte la lanza era el
arma más utilizada aunque la espada era el arma de prestigio.
Dos héroes se desafían por luchar los primeros. |
LA
BATALLA
Los
guerreros se desplegaban juntos siguiendo a su caudillo en riguroso
orden de estatus. No había reservas de ningún tipo, los celtas
ponían toda la carne en el asador, no es de extrañar que sus
derrotas siempre acabasen en un trágico baño de sangre. La batalla
comenzaba con el ensordecedor grito de los guerreros apoyado por los
carnyx (trompetas
largas con forma de cabeza de jabalí). Después se sucedía la carga,
era tan veloz que dejaba pasmados a sus enemigos, durante su marcha
algunos guerreros lanzaban venablos y jabalinas pero en general
simplemente se buscaba un choque; no existía el concepto de formación
esto posiblemente esté justificado por el uso de espadas largas que
se usan para cortar con lo que necesitan más espacio que la gladius
romana punzante; fuere como fuere el frenético ataque culminaba con
la desbandada de uno de los dos bandos. Algunos autores aseguran que
este tipo de ataque era contraproducente para los celtas sobretodo
contra formaciones cerradas y en mi opinión es de un reduccionismo
simplista, puede que en algunas batallas si lo fuera pero en muchas
los celtas fueron muy capaces de mantener una línea de batalla e
incluso prolongar un combate como se demostró en Cannas 219 a.C.
LOS
CELTAS EN IMPETVS
De
todos los ejércitos para Impetvs este es el que representa desde mí
punto de vista el ideario de horda como concepto de juego, un
enjambre de salvajes que se lanzan velozmente al asalto, sin demasiado
control y dispuestos a destrozar casi cualquier unidad que se les
ponga por delante; gracias a su elevado factor de ímpetu (4 por lo
general). Desplegar un ejército celta supone por lo general poner en
la mesa 1/3 parte más de peanas que tu contrincante; en definitiva
nuestro contrario se verá superado numéricamente lo cual redunda en
la moral “¿¡Vas a dejar de sacar peanas o que!?” Aunque la
mayoría de peanas cuentan con un valor de disciplina tipo C ¡Y
encima impetuosos! Es por tanto un ejército indisciplinado y poco
dado a las sutilezas tácticas; esto se puede contra restar mediante
la inclusión masiva de líderes (hasta el máximo de 4) en las
unidades; con esto mejora el atributo de disciplina y contra restamos
la reducida distancia de mando (de hecho lo mejor es no gastar ni un
punto en esta característica, con tanto mando pululando por la mesa
la distancia de mando no necesita más del básico 10U; las órdenes
llegan igual por lo apiñados que se despliegan. Cuantos más mandos
mejor se transmiten las ordenes y más acciones haremos después que
nuestro contrincante. Esto de llevar muchos mandos a priori suele
resultar un engorro no lo es en absoluto con los cazadores de cabezas
pues a la larga uno o dos de nuestros mandos siempre actuará último
libre del peso que supone una reacción contraria.
Además
las peanas mueven al máximo de 10U y si tenemos en cuenta que para
abaratar costes la segunda peana sale a coste más reducido pues
tenemos unidades grandes de dos o tres peanas. Un compañero llevo
hace un tiempo todas las peanas en solitario y no se le dió tan mal
muchas acabaron perdiendo el bono de ímpetus pero la gran mayoría
llego al contacto frescas y lozanas dispuestas a picar carne.
Por lo
que respecta al resto de peanas de las listas tenemos una caballería
CM resultona, no para tirar cohetes pero puede hacer acciones de
rotura o tapón en caso de tener algún problemilla en la línea.
En
el otro extremo tenemos los carros de guerra (son mis favoritos) al
enemigo le suelen causar desasosiego, ciertamente no son para tanto
pero desvían un montón de atención por parte de nuestros
contrincantes. Por lo que respecta a los S pues pasa un poco como con
los CM funcionan como en otras listas aunque le dan algo de disparo a
un ejército bastante escaso en estas armas.
Como
contrapunto hay que admitir que al ser un ejército grande en número
de miniaturas, incluso para los cánones de Impetvs; generalmente
pongo unas seis minis por peana, con diez peanas suponen de base esas
sesenta miniaturas llenas de detallitos y colorido. Además al ser un
ejército poco dado a las variaciones de lista puede caer fácilmente
en la batalla recurrente (repetición sistemática de la misma
partida) con lo que la inversión en tiempo y dinero no acaba de
compensarnos nunca; yo he optado por darles salida utilizándolos
como mercenarios de mis otros ejércitos y los uso esporádicamente
de forma autónoma, así le doy salida a las miniaturas y de vez en
cuando y no me siento tan mal por tenerlos abandonados.
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